“No te vengas abajo que tenés una familia que sostener”, “Que tus hijos no te vean llorar porque les va a hacer mal” fueron algunas de las frases que más escuché los días siguientes a que papá se muriera. Yo fui real e hice exactamente lo opuesto: cuando tuve ganas de quedarme en cama lo hice, con mis lágrimas demostré a mi familia lo importante que fue esa persona en nuestra vida. Lloré con ellos y así los habilité a llorar, a que nunca sientan vergüenza de sus emociones, a ser reales. En casa nadie esconde lo que le pasa por miedo a preocupar al otro. “Encerrate en el baño cuando quieras llorar”, “No cuentes en las redes que estás triste porque vas a demostrar que sentís apego, las personas verdaderamente espirituales son desapegadas, vos sos tu marca y a tu marca nunca le pasa nada malo”. A la marca Brígida Lanzani sí le pasan cosas, lo importante es tener herramientas para procesarlas. Cada vez que me muestro más real e imperfecta, más gente se acerca y me escribe, eso es en realidad lo que todos necesitamos, identificarnos con nuestra humanidad, mostrarnos siempre como realmente somos.
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La vida no se trata de responsabilizar a otros de nuestra felicidad o infelicidad, eso es no darnos cuenta de que se construye día a día. Estos últimos meses no fueron fáciles para mí y sin embargo, me considero una mujer feliz porque soy quien elijo construir mi felicidad. Día a día elijo lo real, lo que me ayuda a expandirme, las personas con las que me puedo mostrar como soy. Elijo expresar lo que siento, reírme de mí, equivocarme sin castigarme. Todos los días elijo las conversaciones que entablo, las personas con las que me conecto, las cuentas en las redes que sigo, las playlists de Spotify que escucho, los aromas de mi hogar. No veo cualquier serie, tomo descansos entre mis sesiones, leo libros que me inspiren y hasta decido cuánto tiempo antes de dormirme me desconecto de mis electrónicos. Ser yo misma construye mi felicidad diaria.
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¿Cómo querés construir tu felicidad? Podés empezar por dejar de seguir tres cuentas que te incomoden.
