¿No te pasó que llega el lunes y no te podés despegar de la cama? Que por más que hayas descansado el fin de semana, no tenés ganas de salir al mundo. A mí me pasó muchísimas veces y durante años. Hubo un tiempo pensé que era depresión y me enojaba conmigo misma. Me acuerdo que mi marido ya tenía identificado el momento del domingo en donde me empezaba a poner de malhumor por la semana que estaba por comenzar.
Con el tiempo me di cuenta que era porque no tenía sueños que perseguir, falta de pasión por lo que hacía. Porque seamos honestas, por más amor que tengamos a nuestra familia y por más felicidad que nos produzca ver crecer a nuestros hijos; levantarse, preparar el desayuno, armar las luncheras, poner el lavarropas, pasear al perro, ordenar la casa, darse un baño y recién ahí comenzar el día puede llegar a ser mas cansador que hacer el Camino de Santiago. Si no tenés hijos, sacá la parte de las luncheras pero todo el resto es igual. Y si a eso le sumamos que no podemos subirnos al colectivo porque todos pasan hasta la médula, y que nos esperan ocho horas ininterrumpidas de trabajo, para después salir a visitar a nuestros padres, hacer las compras y volver a casa, en realidad puede llegar a ser desquiciante.
Ahora ¿por qué las mujeres nos ponemos en ese lugar? ¿Por qué queremos demostrar que podemos hacer todo y más? ¿A quién se lo tenemos que demostrar? ¿A las otras mujeres? Eso es lo que nos saca toda a energía para soñar, para trascender lo cotidiano. Y en esto no podemos echarle la culpa a nadie, no es la cultura machista, no es el jefe, no es la vida que nos tocó, simplemente es la manera que inconscientemente decidimos copiar el modelo de nuestras madres y abuelas, sin ni siquiera cuestionarnos cosas como: ¿tengo que hacerlo todo yo? ¿Es relevante que lo haga yo o puedo delegarlo? ¿Está mal que mi hijo se prepare su lunchera la noche anterior? ¿Soy mala madre si pido ayuda a la familia? Nos construimos nuestra propia prisión y después nos cuesta entender por qué no nos sentimos plenas. Muchas de mis coachees tienen a esta creencia muy arraigada, en general son las que durante los primeros encuentros resulta difícil poner un horario porque les cuesta ponerse en primer lugar. Cuando después nos encontramos en sesión, se quejan de que sus maridos no las ayudan, que salen con amigos y hacen deporte pero no saben hacer un huevo duro.
Me acuerdo una vez que una me dijo “mi marido es piloto, despega y aterriza vuelos comerciales pero no sabe prender el lavarropas”. La sesión pasa a ser un espacio de descarga donde la raíz de la infelicidad es la falta de ayuda de su compañero de vida. Pero acordate que las cosas no suceden, nosotras permitimos que sucedan, ¿te acordás de la fórmula E+ R = R? Si la que no sos feliz o no se siente plena sos vos es porque precisamente sos vos la que genera en cierto punto o permite que suceda lo que está sucediendo. En algún momento de tu vida compraste la creencia que para ser una mujer y desempeñar ese rol con excelencia tenías que cumplir un listado interminable de actividades que iban desde lavar la ropa hasta entregar un informe confidencial en tu trabajo. Todo al mismo nivel.
No sabemos decir que no, elegir, priorizar, sentimos que si lo hacemos le “fallamos” a alguien. En cierto modo y de manera inconsciente elegimos ese rol pero después responsabilizamos a otro de nuestra infelicidad. No se trata de que tu marido o novio no haga tanto deporte y te ayude más con las tareas diarias de la casa, se trata de que asumas que vos tambien podés elegir qué actividades hacer que te hacen bien y a cuales les podes decir que no o simplemente posponer. “Está bien, voy al gimnasio cuando salgo del trabajo pero si no cocino, ¿quien lo hace?” debés estar pensando, y yo te invito a que pienses otras alternativas, desafiá a tu mente, acordate que le gusta buscar soluciones. No todo lo que hacés es importante que lo hagas vos.
Ningun marido, pareja o hijo quiere a su lado una mujer triste, y ningun hijo una madre insatisfecha. ¡Pensalo! ¿Todo lo que hacés lo hacés solo por ellos? ¿Vos que lugar ocupas en tu vida? Y ¿cómo te sentís?.